terça-feira, 1 de março de 2022

Espiando a Marx * Viejo Topo 2006

Espiando a Marx

Informes y documentos de la policía sobre Marx.
Viejo topo. 2006

Desde la falsificación del Document Taschereau, pasando por el 15
de mayo de 1848, cuando la policía parisina escenificó la ocupación
de la Asamblea Nacional (con la proclamación de la república socialista por Huber, un hombre de la policía, autor de opúsculos en defensa
de los trabajadores, contra la explotación, etc.), para poder acusar a
los jefes del movimiento obrero y detenerlos; por el proceso de Colonia, por Yevno Físhelevich Ázev3
(bien pagado por la Ojrana, la policía secreta zarista, maestro de Sávinkov, inspirador de Kérenski), uno
de los miembros más destacados del Partido Socialista Revolucionario
Ruso, hasta el incendio del Reichstag en 1933 y la «estrategia de la
tensión» en la Italia de los años sesenta y setenta,4
la obsesión patológica del control, el uso de la sospecha como instrumentum regni, de la
delación como deber, de la provocación como práctica, para favorecer
a los corruptos de turno; todo esto tiene una larga historia.
¿Cómo puede defenderse el movimiento revolucionario de la
infiltración policial? Serguéi Mijáilovich Stepniak-Kravcinski escribe
que en la década 1880-1889 algunos revolucionarios rusos llegaron
a la conclusión de que uno de los mejores sistemas era infiltrarse a
su vez en los cuerpos policiales.5
Los más hábiles en esto fueron los
bolcheviques, que lograron ingresar en la policía secreta y obtener las
listas de los agentes infiltrados y los espías. Solo en San Petersburgo,
en la época de la revolución de marzo, las listas de la Ojrana incluían
más de 35.000 agentes infiltrados, provocadores y espías, una masa
numerosa que operaba desde hacía al menos veinte años.
En Moscú, en 1912, había 55 agentes especiales de la policía secreta en las organizaciones revolucionarias, repartidos así: 17 entre los 12
socialistas revolucionarios, 20 entre los socialdemócratas (menchevi-
ques y bolcheviques) y 3 entre los anarquistas; los demás eran falsos
estudiantes cuyo cometido era controlar, involucrar, perjudicar y tratar
de llevar a la cárcel a verdaderos estudiantes. R. V. Malinovski, «buen
amigo» de Lenin y dirigente de la fracción bolchevique de la Duma,
era un informador de la policía (lo revelaron sin lugar a dudas en 1917
los documentos descubiertos en los archivos de San Petersburgo).
Los Informes policiales sobre Marx revelan que siempre estuvo vigilado, que las policías de media Europa eran «de casa» y que, mucho antes
de que existiera la vigilancia electromagnética, conocían los pensamientos, las palabras, las acciones y las omisiones de Marx y sus allegados.6
Releer estos Informes es sumamente instructivo, tanto desde el
punto de vista histórico-político como antropológico. Junto a los
agentes que se hacen pasar por «camaradas fraternos» hay funcionarios
del Estado, como sir Elphinstone Grant-Duff, que informa y tran-
quiliza cortésmente a la princesa Victoria; también periodistas que,
como es sabido, tienen que ver con la información, y por supuesto la
moucharderie.
Esta colección de documentos, poco conocidos y aún menos in-
vestigados, referentes a la vida de Marx, no es un mero trabajo ar-
queológico, sino también un perfumado y útil florilegio que, «si es
insignificante por su extensión, no lo es ciertamente por la malicia que
encierra»,
7ante las instituciones fósiles y la perenne injusticia de la
que son guardianes y garantes.
4 de febrero de 2006
ACESSE O LIVRO
***

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